Este texto es para nivel avanzado de español, también realizado por D. Juan Pedro Pavón
Nos
vamos al carnaval
Cada
pueblo tiene sus ancestrales costumbres, y el deber de sus ciudadanos es velar
por ellas para que permanezcan vivas de
generación en generación.
Ha
llegado el mes de Febrero y muchas ciudades se enmarcan en un colorido impropio
de este mes tan cambiante en relación a la climatología, volcándose sus gentes
en vestir de primavera el ambiente festero de los carnavales.
Cádiz
se ha llenado de luz y las olas que buscan los rompientes con estrepitoso
clamor, dejan su espuma blanca como hermosas guirnaldas tendidas sobre la
arena. Es un mar que canta con la furia del viento del levante y el frío del
poniente, extendiendo el olor de la sal por toda la ciudad; sal marinera con la
que nace la hermosura de sus mujeres y la chispa chistosa y zalamera de los
gaditanos.
CARNAVAL
El
tren avanza con suspiros de fiesta camino de la estación. En el andén, Tío
Falla espera impaciente la llegada de D. Milani y D. Mochiavilli procedentes de
Italia, y que vienen a conocer la vistosidad de los carnavales en esta
milenaria y enigmática ciudad del sur de Andalucía; un carnaval que lleva 6
siglos a sus espaldas, engrandeciendo a sus habitantes y haciendo vivir a los
visitantes.
Para
conocer este ambiente multicolor por unos días, hay que introducirse en la piel
de las gentes de aquí, única manera de entender sus canciones y su forma tan
pintoresca de exponerlas. Y aquí el Tío Falla, verá su forma de hacer llega r a
sus amigos el sentido de esta fiesta mundialmente conocida.
Los
Coros, Chirigotas, Comparsas y Cuartetos son los grupos actuantes que
participan en el célebre concurso que se realiza en el teatro Falla. Las
pinturas en el rostro y las vestimentas guardan relación con el nombre escogido
por cada grupo actuante. Los jolgorios nocturnos en cualquier rincón de este
Cádiz soñado, llenan de música el ambiente saturado de seguidores nativos y
foráneos, con un cancionero lleno de la actualidad local o nacional, sin que se
escape ninguna situación picaresca de los vivos personajes de la política u
otros, dignos de ser mencionados de forma alegre al son de guitarras, pitos,
tambores y los gestos nerviosos de los participantes. Las calles se llenan de
coloridas e informales vestimentas, perfumes de juventud, papelillos y mata
suegras, para que la alegría se extienda por todos los lugares. D. Milani y D.
Mochiavilli, este es el verdadero sentido del carnaval, una diversión sana
revestida de canciones y engalanada con el color de las gentes, en los que
mayores y pequeños se vuelven actores en el imaginario teatro de ésta iluminada
ciudad, y mientras que esto ocurre doña Suspiro se encuentra en Venecia con D.
Brackembury y Dª Aguas.
Hay
un cambio sustancial en esta manera de entender el sentido de la diversión y
sus formar de exponerla. Venecia la ciudad del arte y los canales, como Cádiz
también huele a mar, a cantes de Gondoleros y arrullos de enamorados.
Aproximadamente desde el 1480 Venecia también disfruta de ese ambiente festero de
pavorosas vestimentas y caretas encubridoras de la risa y tal vez las penas.
Una sociedad de poderosos que paseaban entre la mendicidad y medias fortunas
cubriendo su rostro con caretas y así poderse mezclar con ellos sin miedo a ser
reconocidos.
No
hay ese estilo festero con el que se viste la alegría, sin embargo está
enriquecido con la belleza de las ropas y bailes en fastuosos salones. El
colorido de los sombreros y la elegancia de las plumas y capas, se verán
reflejados en las aguas de sus canales con la bifurcación de la imagen que
producen el oleaje al paso de sus góndolas.