martes, 21 de febrero de 2012

Historia de la familia II- Carnaval

Este texto es para nivel avanzado de español, también realizado por D. Juan Pedro Pavón


Nos vamos al carnaval

Cada pueblo tiene sus ancestrales costumbres, y el deber de sus ciudadanos es velar por ellas  para que permanezcan vivas de generación en generación.
Ha llegado el mes de Febrero y muchas ciudades se enmarcan en un colorido impropio de este mes tan cambiante en relación a la climatología, volcándose sus gentes en vestir de primavera el ambiente festero de los carnavales.
Cádiz se ha llenado de luz y las olas que buscan los rompientes con estrepitoso clamor, dejan su espuma blanca como hermosas guirnaldas tendidas sobre la arena. Es un mar que canta con la furia del viento del levante y el frío del poniente, extendiendo el olor de la sal por toda la ciudad; sal marinera con la que nace la hermosura de sus mujeres y la chispa chistosa y zalamera de los gaditanos.
CARNAVAL
El tren avanza con suspiros de fiesta camino de la estación. En el andén, Tío Falla espera impaciente la llegada de D. Milani y D. Mochiavilli procedentes de Italia, y que vienen a conocer la vistosidad de los carnavales en esta milenaria y enigmática ciudad del sur de Andalucía; un carnaval que lleva 6 siglos a sus espaldas, engrandeciendo a sus habitantes y haciendo vivir a los visitantes.
Para conocer este ambiente multicolor por unos días, hay que introducirse en la piel de las gentes de aquí, única manera de entender sus canciones y su forma tan pintoresca de exponerlas. Y aquí el Tío Falla, verá su forma de hacer llega r a sus amigos el sentido de esta fiesta mundialmente conocida.
Los Coros, Chirigotas, Comparsas y Cuartetos son los grupos actuantes que participan en el célebre concurso que se realiza en el teatro Falla. Las pinturas en el rostro y las vestimentas guardan relación con el nombre escogido por cada grupo actuante. Los jolgorios nocturnos en cualquier rincón de este Cádiz soñado, llenan de música el ambiente saturado de seguidores nativos y foráneos, con un cancionero lleno de la actualidad local o nacional, sin que se escape ninguna situación picaresca de los vivos personajes de la política u otros, dignos de ser mencionados de forma alegre al son de guitarras, pitos, tambores y los gestos nerviosos de los participantes. Las calles se llenan de coloridas e informales vestimentas, perfumes de juventud, papelillos y mata suegras, para que la alegría se extienda por todos los lugares. D. Milani y D. Mochiavilli, este es el verdadero sentido del carnaval, una diversión sana revestida de canciones y engalanada con el color de las gentes, en los que mayores y pequeños se vuelven actores en el imaginario teatro de ésta iluminada ciudad, y mientras que esto ocurre doña Suspiro se encuentra en Venecia con D. Brackembury y Dª Aguas.
Hay un cambio sustancial en esta manera de entender el sentido de la diversión y sus formar de exponerla. Venecia la ciudad del arte y los canales, como Cádiz también huele a mar, a cantes de Gondoleros y arrullos de enamorados. Aproximadamente desde el 1480 Venecia también disfruta de ese ambiente festero de pavorosas vestimentas y caretas encubridoras de la risa y tal vez las penas. Una sociedad de poderosos que paseaban entre la mendicidad y medias fortunas cubriendo su rostro con caretas y así poderse mezclar con ellos sin miedo a ser reconocidos.
No hay ese estilo festero con el que se viste la alegría, sin embargo está enriquecido con la belleza de las ropas y bailes en fastuosos salones. El colorido de los sombreros y la elegancia de las plumas y capas, se verán reflejados en las aguas de sus canales con la bifurcación de la imagen que producen el oleaje al paso de sus góndolas.   



      






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